sábado, 25 de junio de 2011

Desde mi habitación








En un lugar de mi recóndita mente, surgió ante mi un sentimiento que hacía tiempo que no sentía, la incertidumbre de que hacer el segundo siguiente, y el minuto siguiente y la hora siguiente. De repente, se abrieron ante mis ojos miles de posibilidades, pero ninguna era lo suficientemente buena como para satisfacerme. Surgió el aburrimiento, y con él, la soledad
que me acompaña en este cuarto donde escribo. Me pregunté como podía combartirla y me dije que me rodeara de personas, pero muchas veces, estas personas también vive aletargadas en un sueño, sin anhelos, y no son la mejor compañia. Así que me quede solo, aquí frente al ordenador, este simpático "robot" en el que pasamos de estar solos, a sentirnos de nuevo en el calor negro de su abrigo. Y con el llegó la noche y el silencio, lo propicio para leer un buen libro o escuchar algo de buena música y de repente oí un ruido de una puerta que se cerraba. Por fin abandonaba la soledad y me quedaba solo, pero con otra clase de sentimiento, un sentimiento de intimidad cálida.¿Cómo lo consegui?, me pregunté, y hallé la respuesta en seguida...había abierto mi corazón a ustedes y habia hecho público, es decir , habia expresado lo que sentia, y asi la incertidumbre y la soledad, por fin se disolvieron.

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