miércoles, 3 de agosto de 2011

EL ESPEJO DE LA ANOREXIA




Te miro por detrás del espejo y me encuentro con una cara asustada, con el esbozo reducido de quien fuiste y no consigo reconocer. La piel arrugada y tu cuerpo desvalido sostenido por dos finas piernas de alambre. Los brazos enérgicos pero temblorosos, por el miedo a quedarte sola, por el miedo al trauma y por el miedo en sí mismo. Miedosa de tus propios miedos, te veo alimentarte como lo haría un gorrioncito y luego huyes al baño, comprometida con que se yo imagen o recuerdo de ti misma, que te atrapa y te da vueltas como lo hace la cisterna del baño al accionar la cadena. Todos lo sabemos, nadie actúa. Mujer genial que brinda su luz allá donde va, pero en su mente algo turbio, quizá un trauma del pasado que le persigue día a día mientras se mira en el espejo. Mujer que ya no se conoce a si misma pero que lucha por la familia aunque se quiera poco. Mujer que idealiza, delante del espejo traicionero, un cuerpo diez, que le va dejando en los huesos, y aun así sigue brillando como una estrella, y se sigue adivinando el bello cuerpo y las bellas facciones de antaño, pero ya poco va quedando de él, se repliega como una bailarina y asoma la fealdad de una enfermedad. Te miro por detrás del espejo y tú me miras y sales corriendo para que no descubra la imagen de ti misma dentro de él. Película que se sale de la fantasía de la mala de Blancanieves, para convertirse en la pesadilla de Tim Burton, llevado a la esquelética realidad de tu cuerpo. Te miro por detrás del espejo, y solo veo un muro, una coraza que algún día habrás de quitarte. Te miro por detrás del espejo, y te das vuelta, para que siga viendo el retrato al que ya me he acostumbrado a ver. Te miro por detrás del espejo, y espero que algún día recapacites, y afrontes tu enfermedad para que pueda mirarte de frente, y achucharte sin miedo a que te partas. Para que no tenga que mirar a otro lado, cuando a pesar de verte a diario, no me acostumbre a ver a una persona en la cronicidad de su enfermedad. Firmaría ahora mismo para mirarte por detrás del espejo y vieras la realidad de tu físico, pero que tendrán esos espejos , esa publicidad engañosa, esa moda de cuerpo flaco igual a belleza , y ese trauma, que desencadenaron la anorexia que hoy te mantiene atada a una absoluta ilusión. Espero de verdad, que muy pronto, recuperes tu cuerpo, tu belleza y sobre todo tu mente.

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